Y Jot Down impuso sus reglas

Cuando parecía que la inmediatez había sustituido definitivamente a lo paciente y la rapidez a lo sensato, llegó Jot Down para hacernos tomar buena nota de que las cosas, en internet, no tienen por qué ser siempre superficiales. En la era de los 140 caracteres, la filosofía de la revista no es otra que la del análisis en profundidad y la reflexión. Las entrevistas, presentadas como largas conversaciones de al menos una hora, definen muy bien el espíritu de Jot Down, el New Yorker español.

Ricardo J. González, subdirector de la revista, explicaba que una de las claves de su éxito ha sido no seguir las directrices del márketing y tratar de transmitir otro ritmo de vida, menos frenético. A primera vista, parece que la idea ha triunfado: Jot Down tiene más de 63.000 seguidores en Twitter y casi 24.000 en Facebook. Son datos que no debemos tomar a la ligera, ya que la marca distintiva del magazine son entrevistas de hasta siete páginas. Pero, ¿todavía hay lectores dispuestos a bucear a través de siete largas páginas de confesiones? En vista del número de seguidores, la respuesta resulta obvia.

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Una de las principales bazas de Jot Down, además de haber sabido distinguirse del resto de publicaciones online, son sus entrevistas. Personajes tan famosos como diferentes entre sí, Ferran Adrià, Esteban González Pons, Jordi Évole o Vicente del Bosque entre otros, han aceptado sus reglas del juego: no menos de una hora de entrevista lo más cercana posible.

Los impulsores de Jot Down no son periodistas y presumen de que no les interesa la actualidad. Explican que simplemente crearon la revista que a ellos les gustaría leer y que no encontraban en ningún sitio. Ante la falta de presupuesto y la saturación del mercado editorial, se lanzaron a la red. Los resultados demuestran que no fue un salto en caída libre. Jot Down es el mejor ejemplo de que en internet (casi) todo tiene cabida.

Para saber más:

Jot Down Magazine